Hoy me han quitado la posibilidad de tener un contrato indefinido con una indemnización por despido de 45 días por año trabajado. A partir de ahora, todos mis contratos indefinidos tendrán indemnizaciones de 33 días, porque yo soy español, español, español.
Desde hoy despedirme es aún más barato: mi empresa puede hacerlo directamente con 20 días de indemnización por año trabajado y si no estoy de acuerdo tendré que recurrir a la Justicia. Si se determina que la empresa me despidió sin causa, tendré derecho a una indemnización de 33 días o a la readmisión en la empresa, porque yo soy español, español, español.
El Gobierno a quien ayude a llegar al poder, con mi voto o mi abstención, ha ampliado las causas por las que me podrán despedir con 20 días de indemnización, a las pérdidas como motivo de despido objetivo, han sumado la disminución de ventas o ingresos durante tres trimestres consecutivos. Pero no importa, porque yo soy español, español, español.
Mi contrato con indemnización de 45 días, tendrá a partir de ahora una indemnización por despido de 33 días. Mi indemnización, cuando me despidan, se calculará con 45 días hasta hoy y con 33 días a partir de mañana. En cualquier caso, seré despedido inicialmente con 20 días de indemnización. Que más da, yo soy español, español, español.
La empresa donde trabajo puede desde hoy, realizar el ERE que hasta ahora no le habían autorizado, no necesita ya la aprobación de la autoridad laboral, sólo tiene que comunicarlo. Mi patrón tiene desde hoy poder unilateral para imponer sus condiciones, que tendré que recurrir en los tribunales. Es lo que hay, porque yo soy español, español, español.
Me costo muchos intentos y varios años de preparación de oposiciones, conseguir mi contrato mileurista en las administraciones públicas. La reforma hará que el sector público me despida al ser personal laboral indefinido, aduciendo causas económicas, técnicas, organizativas y de la producción, como en las empresas. Y eso porque yo soy español, español, español.
El convenio, que nos costo tanto esfuerzo, laboral y económico, alcanzar en mi empresa, decaerá y los derechos adquiridos desaparecerán. El patrón nos ha amenazado, si no aceptamos sus condiciones, con esperar dos años sin acordar nada. Después ya no habrá convenio que regule y proteja nuestros derechos. Que le vamos a hacer si yo soy español, español, español.
Hasta hoy estaba protegido por un convenio colectivo de sector, apoyado en la fuerza de muchos y el apoyo sindical. Pero la empresa nos ha comunicado, que desde hoy la negociación sera cuerpo a cuerpo con la empresa, y solo para mi y mis 40 compañeros. No importa porque yo soy español, español, español.
Mi empresa se ha descolgado del convenio provincial. Ha alegado dificultades. Hemos tenido que negociar por nuestra cuenta, y sin apoyo. Como no hemos llegado a un pacto, estamos a merced de la Comisión autonómica. A si es ahora porque yo soy español, español, español.
El propietario nos ha comunicado que en las condiciones actuales ya no es viable el negocio empresarial, y que ha decidido cerrar y vender las instalaciones y talleres. Con lo que consiga montara una empresa en Marruecos, que es un lugar mucho más rentable. Nos ha impuesto un ERE por cese de actividad. Esto ocurre porque yo soy español, español, español.
Pero nada de esto me preocupa, yo estoy orgulloso de ser español, y se que mis compatriotas reaccionaran. Ellos me apoyaran y no permitirán que mi empresa me ponga en la calle con una indemnización de miseria, después de treinta y cinco años de trabajo, que pierda mi casa y que mis hijos tengan que vivir de la caridad, porque yo soy español, español, español.
Todo lo anterior es una broma, reírse de uno mismo es un síntoma de autocrítica. Esto no nos puede estar ocurriendo a nosotros, porque yo soy español, español, español.
Lo que es inadmisible es lo que han hecho los gabachos, insultar a nuestros deportistas de elite. Menos mal que el gobierno han reaccionado con hidalguía, “Desde el Gobierno vamos a defender la autenticidad de los logros de nuestros deportistas”, “son ejemplo de superación y de defensa de su país allá por donde van” y “ayudan a hacer eso que se llama marca España”. Y no olvidemos el claro posicionamiento del jefe de la oposición, afirmando el “mal gusto” de la burla. Bien por ellos, porque yo soy español, español, español.
Posdata-cita.
“Entre abandonar la tortilla francesa o invadir Francia, sugiero elegir la primera opción, y solo si no hay más remedio”
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